Cuando el alma agoniza en la
perplejidad de la prueba, y la perplejidad merodea lo suficiente en mi alma,
ésta se alimenta con el lodo del desaliento y así se torna en cinismo y desconfianza. Su
purulenta marea ahoga nuestra fe, sofoca nuestra habilidad de ver a Dios
interviniendo en nuestras vidas y su fiel y omnipotente presencia operando
siempre en nuestro favor. La agonía de
las circunstancias reales se agolpa y la agonía de la desesperanza que es aún
mayor.
Lo que al principio no es nada más
que un desacertado pensamiento y sin duda una falsa percepción de la realidad,
si le damos el suficiente tiempo para merodear alrededor de nuestras cabezas
pronto germinará, y allí extenderá sus raíces y se tornará en una actitud que el mundo
moderno sin distinción de edad, género, estatus social o económico conoce muy
bien: Depresión. De acuerdo a un estudio publicado por el CDC en USA uno de
cada diez adultos padece de esta enfermedad, cuyas características son entre
otros, mal humor o tristeza, falta de interes en actividades, cambios en el
apetito, el sueño o en los niveles de energia. Tienen problemas para
concentrarse, para razonar y para tomar desiciones. Y los síntomas emocionales presentes son,
sentimientos de culpa, baja autoestima o verguenza y las personas con estos
síntomas tambien experimentan profundo desaliento hacia el futuro o que la vida
no vale la pena vivirla. Lo que comienza
como un pensamiento, luego que torna en una actitud de vida que arraigada y
reciclada genera emociones que aunque esporádicas y desagradables al principio,
poco a poco se tornan en un estado emocional permanente imposible de controlar
y revertir. Mi teoría es que progresivamente se establece un nuevo equilibrio
neuroquímico y así todo nuestro ser espiritu, alma y cuerpo estan controlados
bajo los opresivos tentáculos de la depresión.
Solo Dios tiene la cura para esta
siniestra enfermedad. Porque la sanidad
debe comenzar por el mismo lugar donde comenzó. En nuestro espíritu; alli donde
aceptamos las mentiras del diablo y el resto de la patología se instala
progresivamente. Quiero aclarar sin embargo que cuando la depresión se ha
somatizado, el organismo debe ser tratado integralmente. Y si bien al final de
cuentas la cuestión es entre el individuo enfermo y Dios, a este punto la
persona necesita de la asistencia capacitada y profesional; la persona con depresión no puede, no debe
estar sola. El amor y la consideración de la comunidad creyente, la consejería pastoral,
y el tratamiento médico deben ir de la mano de modo armonioso para rescatar a
alguien que ya no puede salir del pozo por sí mismo.
La pregunta es ¿como apropiarnos de la
medicina?
La respuesta esta en el Salmos 77:11
Me acordaré de las obras de JAH: Sí, haré yo memoria de tus maravillas
antiguas.
La enfermedad de la que hablamos no es una mera enfermedad física, a
pesar de que como ya dije, se puede llegar a somatizar severamente lo que requerirá
eventualmente la asistencia profesional responsable. Esta es la enfermedad del espíritu humano que
clama a Dios en debilidad, que se queja, que desmaya, que padece insomnio, no
cesa de llorar, se quebranta, enmudece, se cuestiona Salmo 77:1-9 Porque
se sienta en el centro de sus circunstancias y éstas dominan su panorama. En
este círculo visioso la mente tiene una dinamica tortuosa de debatirse entre la
verdad Dios y las múltiples mentiras del diablo. Dios es Verdad, el diablo
necesita muchas mentiras porque en cada paso que damos la Verdad de Dios
destruye cada mentira que el enemigo pone en nuestro camino, en su astucia
creativa más no creadora, continua poniendo nuevas mentiras.
El último paso siempre es el del sentirse desechado y abandonado. Cuan
espantosa es la ideas de ser abandonado por Dios. Y pensar que el único
realmente desamparado una vez fue el Señor Jesucristo en la cruz. Aun alli Dios
el Padre me puso a mí en primer lugar,
la Biblia dice que Dios lo desamparó a Jesús para ampararme a mí. ¿Y después
de eso Dios me va a desechar? ¿Dios no volverá a amarme? ¿Sus misericordias
para mi cesarán perpetuamente? ¿No habrá más promesas que yo pueda clamar? ¿Se
habrá rodeado de ira por mí? No es que no tenga razones para estar enojado
conmigo!!! . Todo este razonamiento es pura enfermedad.
Salmos 77:11 Me
acordaré de las obras de JAH: Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas ¿No hizo nunca
nada antes por mí? Por supuesto que sí, cada uno tiene su glorioso testimonio.
Haré memoria de las maravillas antiguas llevaré mi mente, mi corazón a la Cruz
una vez mas y allí me quedaré. Forzaré mis ojos mas alla de mis miserebles condiciones
actuales y contemplaré sus obras en la Creación magnifica que habla de su
deslumbrante poder y entonces hablaré, desataré mi lengua para hablar no de mí
que soy un tema tan aburrido como sombrío, mas hablaré de Él. Y así continuaré preguntando,
pero ahora las preguntas tienen respuesta y las respuestas son gloriosas
Salmos 77:13
Oh Dios, en santidad es tu camino: ¿Qué Dios grande como el Dios
nuestro?
Y entonces mi enfermedad desaparece, mi alma es libre, en todo soy más
que vencedora, y el Nombre de Cristo es glorificado en mi vida.
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