sábado, 10 de julio de 2010

.. e hizo flotar el hierro

La Semana del 6 de enero fue dura, tuve el primer golpe del enemigo de este año. Pero aunque sentí que un ejercito caminaba por mi espalda el Señor me levantó; me hizo orar clamando por promesas que aun yo misma mas que audaz, me veía como una loca, creyendo. De modo que oré por protección para mi familia, ya que estábamos en peligro, y Él nos guardó solo por su misericordia porque el peligro en el que estabámos era una consecuencia de malas decisiones hechas en el pasado.

Tengo que confesar sin embargo que no fue sin pánico. Aun este horrible sentimiento me acecha y me acorrala; pero como he tenido suficiente escuela, cada vez me resulta mas fácil, mas rápido deshacerme de éste y continuar caminado con la espada en la mano, el escudo en mi vanguardia y la coraza de justicia en mi retaguardia, y le gano territorio al enemigo.

Aun caigo profundamente pero el levantarme parece cada vez mas glorioso, mas efectivo, más ágil.

El mismo día que recibimos las malas noticias, 6 de enero para ser precisa Él me exhortó a través de "1Pe 5:7 Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros." Y si bien el terror fue oscuro y doloroso, se disipó como una nubesita de verano ante el fuego del poder que abracé desde el momento en que creí.

Los embates que llegaron juntos esta semana fueron de carácter doméstico y otro externo. Una de mis hijas perdió su empleo, al mismo tiempo que nuestro vecino país Haití colapsaba en un espantoso terremoto. Dios en su misericordia escogió el momento adecuado para permitir esta circunstancia en nuestra vida. Ante tal perspectiva no podíamos permitirnos el sentimiento de víctimas, o de perplejidad. Seria vergonzoso. Nuestros queridos hermanos y aun aquellos que no lo son, pero son sus criaturas creadas a su Bendita imagen , estaban pereciendo en las mas horrorosas de las condiciones que humanamente se pueda imaginar. ¿Cómo podría yo sentirme desbastada o desgraciada cuando lo único que nos pasó fue perder una parte de nuestro generoso ingreso monetario y temporariamente? Aun la idea de que Mi Padre escogió este tiempo y lugar en la historia para esta prueba pasajera, me causa profunda humildad. De solo pensar y recordar los rostros de los niñitos en las calles de Puerto Principe desbastados por el terremoto, de la multitud de cadáveres en las calles compartidas por los traumatizados sobrevivientes, me hace temblar el corazón, y siento vergüenza de ser tan inmerecidamente bendecida por tanta riqueza de parte de mi Padre. Pero de todos modos al mismo tiempo que Él estaba tratando con Haití como nación, con cada uno de sus hijos allí, con la Iglesia de Cristo en general; Él estaba tratando conmigo personalmente. Porque Él es Dios soberano Omnipotente, Omniciente, y esta idea me deja perpleja, maravillada.

Sin duda la noticia me pegó primero en el estómago. El dolor se propagó hasta la espalda, y estuve en ese estado de trance doloroso hasta que a la noche antes de dormir hice mi devocional, y curiosamente la porción de las Escrituras fue 2Re 6:6 '…… e hizo flotar el hierro". La historia en pocas palabras es de un joven hijo de los profetas, pupilo de Elíseo, que perdió un hacha mientras participaba de una tarea conjunta para aliviar un problema doméstico, pero la herramienta era prestada y de gran valor.

Prestada acarreaba la doble responsabilidad de cuidarla y usarla apropiadamente y también de devolverla. Devolverla, era una cuestión moral porque de otro modo requería restauración. Era prestada porque por el valor monetario de la herramienta y lo escaso que los utensilios de hierro eran para Israel, la hacia de una valor inestimable algo que el joven no podía tener por si mismo. Pero se perdió, se hundió en el rió, la situación era desbastadora. El joven estaba desesperado. Su lamento era desgarrador "Ah! Señor mio, era prestada" 2Re6:5". El joven admitiendo su calamidad fue a su maestro por ayuda. Su maestro respondió de inmediato y el milagro tuvo lugar. El hacha flotó en el agua y fue recobrada.

El Maestro aun tiene muchas hachas para rescatar. Personas o cosas que son de inestimable valor que nos han sido dadas por Dios mismo, se han perdido dejándonos en condiciones alarmantes. Pero si clamamos a nuestro Maestro con la misma espontaneidad y genuinidad del joven profeta, nuestro Maestro responderá. ¿Se ha undido tu hacha hoy dejándote sumergida en la desesperación? Clama y entonces verás como Él otra vez hara flotar el hierro.

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