1Samuel 7:12 Tomó luego Samuel una piedra, y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Ebenezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová. (RV2004)
Como lo explica Spurgeon en su devocional matutino la frase Ebenezer implica dos dimensiones en el tiempo: pasado y futuro. Es una palabra que inspira porque es el escalafón bajo mis pies que me impulsa hacia mas allá de mi presente o ahora.
Aunque el túnel o el valle puesto delante de mi no tenga una perspectiva clara, lo cual generalmente es causa de temor, inseguridad o confusión, sin embargo si miro hacia atrás y la memoria no me falla, puedo ver en cada marca de mi pasado, la mano de Dios haciendo de cada etapa, cada valle, cada arribada, cada caída cuesta abajo, cada precipicio, cada emboscada, un testimonio indiscutible de su poder, su amor, su fidelidad, su sabiduría y por sobre todas las cosas su soberanía.
Cada día que pasa, Dios continua permitiéndome ver lo insignificante de mi existencia comparada con la grandeza de su Ser. Las nubes deshechas por el sol, las fuentes de agua evaporadas por su ardiente calor, las florecillas marchitadas en pocas horas son ejemplos de la fragilidad de mi existencia comparada con la majestuosa creación del universo del cual tengo una diminuta idea; es mas hasta hay quienes creen que no somos el único universo existente, lo cual ya hace todo incomprensible para mi pobre mente tan chiquita y limitada. Con todo eso, yo soy objeto del amor de Dios, de su cuidado paternal continuo, de su consuelo sanador, de su provisión oportuna, y eso tiene una sola explicación: Gracia.
Soy primero su criatura que por naturaleza estoy apartada de su Persona. Por naturaleza soy su enemiga, la que lo ofende, lo desprecia, lo desobedece. Por naturaleza su ira está sobre mí, mi condena ya fue decretada, mi destino es el infierno. Por naturaleza estoy muerta, incapaz de producir algo bueno, perdurable o digno. Por naturaleza estoy cubierta de podridas llagas de la cabeza a los pies, mis obras son como trapo de inmundicias y los designios de mi corazón son de continuo el mal.
Aun así Él me ama, sabiendo de mi condición Él diseño desde la eternidad un Camino de salvación y ese Camino es su Hijo Unigénito a quien envió para pagar mi deuda en la cruz, para darme vida en su nombre, para hacerme su hija, para revelarse a mi de modo personal e intimo. Todo esto por el puro afecto de Su voluntad. Yo no lo puedo entender, porque yo no puedo amar de esta manera. Mas bien mirando a los discípulos de Jesús, mi actitud es semejante a la de los hijos de Bonaerjes; cuando percibo la resistencia o el desdén hacia Dios, me enojo, me irrito con la persona y brotan en mi diez mil maneras fantasiosas de castigo a tales rebeldes, como si yo nunca hubiera resistido a Dios.
Gracias Señor por amarme de esta manera incomprensible, por no desear mi exterminio, pero salvarme. No lo puedo comprender pero si lo puedo creer y en esa fe hoy vivo en esperanza. Hubo una encrucijada en mi vida donde me encontré con Él sin ninguna opción de ocultar mi lamentable naturaleza; pero en lugar de encontrar juicio, condenas, culpas encontré lo que nunca había imaginado que existía, que había estado encubierto de mi durante toda mi vida, encontré a Jesús, el Camino, la Verdad, y la Vida.
Allí Él me salvó, me dio vida, me dio un nombre, me dio un propósito y también un destino. Allí comencé a caminar con Él, mejor dicho en Él, y en cada paso, en cada jornada, Él fue supremo y me ayudo a menguar para que Él creciera en mi. Con que placer y libertad me entrego a sus manos, a veces de plumas y otras de fuego, ya sea para remontar a sus alturas inescrutables, o para consumir en el altar las escorias de mi naturaleza carnal que tanta resistencia ofrecen a su obra de santificación. Como dice el profeta Jeremías, por su bondad no he sido consumida. Por el contrario, su fidelidad ha sido inefable y si ha sido, porque no seguirá siendo, si Él no es hombre para que cambie o mude de parecer. Ebenercer. Mi esperanza.
Hoy te desafio a mirar para atrás y re descubrir aquellos momentos gloriosos donde la intervención de Dios te dejó perpleja por su ingenio, su precisión, su maestría y por sobre todas las cosas su amor. Si te amó antes sin ningún requisito, ¿que le impediría amarte ahora? Si cabalgó sobre las nubes para socorrerte antes ¿ Que lo detendría ahora? Como veras, hoy podrías sumar tu roca y ponerle por nombre Ebenezer.
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