Me alegro, canto, alabo, temo.

Salmo 33

En este Salmo Dios es alabado por la rectitud de su Palabra. Para aquellos que tenemos una inclinación a obserbar la Creacion de Dios con una visión inquisitiva podemos constatar que hay una perfecta armonía entre la Creación de Dios y la Palabra de Dios. Cada cosa creada ya sean organismos o elementos inorgánicos, la ciencia moderna ha comprobado que no existen por si mismos o para sí mismos, sino que están íntimamente relacionados con todos los otros componentes del medio ambiente en el que se encuentran, al punto que si uno de los elementos de un ecosistema es removido o alterado el ecosistema se destruye. Estas contundentes evidencias avasallan las propuestas evolucionistas de que la evolución corregiría el desequilibrio haciendo que los organismos vivos cambien a estados bioquímicos más complejos para “adaptarse” a los cambios.

Así también nosotros no existimos por nosotros mismos ni para nosotros mismos. Por su Palabra, por el aliento de su boca, todo, incluyéndonos a los humanos, ha sido creado. Tomemos como ejemplo el aire. Este alimenta de vital oxigeno nuestros pulmones, así como a las plantas de dióxido de carbono que a su vez producen un azúcar vital para nuestro metabolismo mientras enriquecen el aire con oxigeno. Nosotros retornamos dióxido de carbono al aire cuando exhalamos, y el ciclo se mantiene. Cuando por actividad humana o por catástrofes naturales el aire se contamina, todo es sistema sufre, todo el sistema se deteriora.

Otra observación científica establece que cada elemento en un ecosistema debe estar en la cantidad adecuada. Si uno de ellos es removido o artificialmente aumentado, el efecto en el ecosistema es catastrófico. Sin ir más lejos recordemos lo que la incorporación de agroquímicos a los cultivos ha ocasionado en las fuentes naturales de agua, algunas especies de animales de la región y en la salud humana. Todos los elementos en un ecosistema están en la proporción justa como para dar y recibir y mantener la dinámica de cada ecosistema. Así mismo Pablo instruye en sus cartas que la Iglesia que es el cuerpo de Cristo ha sido diseñada de modo que cada miembro cumple una función, tiene su lugar y el propósito es que todo el cuerpo crezca en armonía. La analogía con los agroquímicos es una buena ilustración de lo que sucede en este cuerpo místico cuando un elemento foráneo es incorporado; rompe el equilibrio, trae corrupción y degradación y todo el cuerpo sufre.

En el versículo 4 de este Salmo dice: “Porque recta es la palabra de Jehová, Y toda su obra es hecha con fidelidad”. Fidelidad “emuwnah” literalmente significa firmeza. En sentido figurativo: seguridad; fidelidad moral, estabilidad (suj), estable (adj). Cuando esta palabra es usada siempre lleva consigo la idea de una conducta, una respuesta, una actitud que está fundada en el conocimiento de las Promesas de Dios. Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento tenemos enseñanzas de que la Naturaleza tiene un estado de conciencia de su Creador, le alaba, cuenta su grandeza, gime por redención, etc. Cuando la Naturaleza es dejada a su propio ritmo sin intervención exterior todas las interrelaciones entre organismos, agua, aire, rocas, luz, etc. son eficientes. Todos funcionan para llevar a cabo el propósito por el cual fueron diseñados.

Romanos 1:20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas que son hechas; de modo que son inexcusables. En el texto del Salmo hay mandamientos tales como “alegraos justos”, “Celebrad a Jehová”, “Cantad con salterio”, “Teman..todos los habitantes de la tierra”. Alguien puede ordenarme a cantar, pero no podría generar alegría en mí. Alguien podría convidarme a danzar pero no necesariamente yo celebraría. Sin embargo al observar la Creación de Dios por medio de la cual contemplo su eterno poder y deidad; la alegría, el canto, la alabanza, se conjugan en mi ser y brotan naturalmente bajo un manto de temor reverente porque “a los rectos es hermosa la alabanza”.