El estruendo en la copa de las balsameras

Cada vez con más frecuencia, en mis conversaciones con mis hermanas en la fe, compartimos la perplejidad que nos causa ver a un enemigo tan intrépido no solo en la forma abierta en la que opera como también en las obras evidentemente diabólicas que lleva a cabo con absoluta impunidad. Por otro lado llegamos a la conclusión de que hoy como nunca la iglesia del Señor debe estar equipada para una batalla de carácter inusual que nuestros antepasados solo podían imaginar. Desde que la batalla es inusual así mismo deberían ser las tácticas como las herramientas, y obviamente la capacidad en la que la Iglesia debe moverse no puede ser ni intelectual ni humana, pero Divina.


David en este pasaje de “2Sa 5:24 Y cuando oyeres un estruendo que irá por las copas de las balsameras, entonces te moverás; porque Jehová saldrá delante de ti á herir el campo de los Filisteos”, me inspira a afirmar mi convicción de que si somos amigos de Cristo, podemos oír su voz y en obediencia ser fortalecidos con poder del Espíritu para hacer ser victoriosos en la lucha en la que estamos enfrascados contra un enemigo con un poder inestimable pero que está a su vez subordinado a la Voluntad de mi Dios como también a Su Poder.


En el versículo previo David consultó a Jehová y Él le respondió. Le dio una estrategia: “no subas, mas rodéalos y vendrás a ellos por delante de la balsameras. Le dió una señal, "y cuando oyeres un estruendo que irá por las copas de las balsameras entonces te moverás”; le dio también una promesa para afianzarlo: “porque Jehová saldrá delante de ti a herir el campo de los Filisteos”. Esa es la forma que yo quiero vivir. Y no voy a escuchar a nadie que me diga que Dios no habla más a sus hijos de esa manera. Particularmente en los últimos tiempos cuando su Iglesia tiene que lidiar con las más adversas batallas espirituales. Tiempos cuando Satanás se está haciendo más osado, más persistente.



David estaba batallando contra carne y sangre, mi guerra es con las potestades del aire, con principados de las tinieblas, de modo que mi armadura tiene que ser espiritual, mi poder debe venir de Dios de otro modo seré nada más que una mediocre resignada a convivir con mis adversarios como lo tuvo que hacer Israel por haber actuado con ingenuidad y precipitadamente sin haber consultado a Jehová. Me refiero a la experiencia de Josué con los gabaonitas en Jos 9. Josué fue un varón victorioso, pero en esta particular instancia el actuó como la mayoría de aquellos que se amoldan a la ingenuidad inoperante de la religión poniendo a Dios en un modelo de acción reacción, que no tiene sustento real en vista de su Omnipotencia. Es más, es ignorar que el enemigo que tenemos es mayor que nosotros. No mayor que Aquel que está en nosotros Aleluya!!!! En nuestro andar con Cristo no debemos presumir nada, todo debemos consultar a El porqué si bien yo puedo entender la consistencia de Su Carácter, y lo absoluto de sus valores, estoy muy lejos de percibir la astucia de mi enemigo y de lo desbastadores resultados de lo que él tenga preparado para mí.


Pero mi Padre si lo sabe todo; no debo olvidarme que es Él quien autoriza al enemigo a atacarme, cómo, cuándo y cuán lejos puede ir conmigo. Mi más grande enemigo está atado y limitado a la Autoridad Soberana de Dios. ¿No es acaso una enorme liberación saber que la estrategia y el resultado están en las manos de Dios?


Mi egocentrismo se rehúsa a aceptar la idea de que yo no tengo arte ni parte en la elaboración del Plan de Dios, mi orgullo me empuja a actuar de modo independiente, a tener algo de que jactarme. Es casi absurdo que después de tanta experiencia personal o de haber aprendido de otros no entra en mi cabeza que esa actitud independiente es suicida. Pero el enemigo está ahí como león rugiente buscando a quien devorar, el no baja la guardia cuando yo incauta sí.


Es hermoso saber que nuestro Padre no se importuna con nuestras consultas, con nuestras preguntas, con nuestras dudas a veces infantiles u otras torturantes, Él quiere que consultemos, nos está esperando con Su estrategia. Hoy puede decir: Sube; mañana: No subas; tal vez: levántate y anda; quien sabe: estate quieto y mira.


Obediencia ha sido el arma más efectiva en la historia de los Hijos e Hijas de Dios. El Señor nos dará la señal. No tengamos miedo de pedirla, Gedeón la pidió y él la tubo, David la recibió para confirmación. No es la señal de la duda o del desafío a Dios. No! Es la señal del tiempo, de la orden de la Voz de Dios que dice “ahora”. Y en la sujeción más absoluta seremos conducidas a Victoria y destruiremos a nuestro enemigo, aun mejor pisaremos a nuestro enemigo ya destruido por Jehová-Nissi que será nuestro precursor causando un estruendo en las copas de las balsameras.