sábado, 20 de marzo de 2010

Orando todo el tiempo

Efe 6:18 Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.

Mi querida hermana en Cristo y mentora en la fe Cristina me enseñó desde muy temprano en mí caminar con Cristo, la disciplina de la oración. Personalmente y con profunda admiración pude testificar de su comunión con Cristo y de cómo aun en los detalles más diminutos de su vida ella lo buscaba ya sea para expresar sus necesidades como para interceder por los santos o el ministerio. Su vida de oración era y continua siendo el eslabón de dependencia que ella tiene con su Señor.
Por años sin embargo me vi presa en una vida de oración infructífera. No importaba cuanto oraba ni como oraba, el resultado era el mismo. Nada por lo que yo oraba recibía. Nada. La frustración era intensa y la tristeza de sentirme ignorada era dolorosa. La confusión de porque Dios no me oía, al menos no a mi; me empujaba a abismos de dudas en los cuales me aferraba solo a la certeza de que Dios era mi Padre, que aunque Él no se agradara de mi,(lo cual era absolutamente natural desde que no había ni hay en mi ningún atributo personal que me hiciera aceptable) el conocimiento de que Él era fiel aunque yo fuera infiel pues Él no puede negarse a sí mismo, era el ancla que sujetaba mi vida en las tormentas y yo no era arrastrada fuera de la comunión con Dios.
No fue hasta que fui puesta de verdad al borde del abismo y era Él o nada, que me di cuenta que era para ese momento que mi Padre me había preparado. Que su propósito para mí era que yo confiara en Él con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente, con toda mi fuerza. Fue un momento de consagración total, puesto que había llegado al punto donde todo, todo se había esfumado. No me había quedado nada, literalmente nada, excepto Él. Mi esposo estaba muriendo, no tenía trabajo y financieramente estaba quebrada, mis hijas se habían revelado completamente, y estaba sola en un país extraño.
El primer paso sin embargo vino como resultado de un extenso estudio de la vida de José hijo de Jacob. Fue a través de este fascinante testimonio que Dios me mostró mi vida como en un espejo. Algunas circunstancias eran muy semejantes, no había paralelo sin embargo con el carácter intachable de José. Fue paso a paso que Dios me forzó a una acuciante introspectiva que a pesar de agónica fue gloriosamente liberadora. Pude concluir en este punto que todos esos años que yo catalogué de olvido y abandono, resumían el tiempo en que Dios me había puesto en el hueco de su mano, en el horno de la aflicción, con el solo propósito de purificarme como a la plata hasta que yo estuviera tan limpia, tan pura que como el platero Él pudiera reflejarse en mi como en un espejo. Este proceso tomo por lo menos quince años. En otro momento me gustaría hablar de ese valle, no ahora. En el mes de abril de 2005 tremendas cosas sucedieron en mi vida. Pero de ahí en más Dios comenzó a revelarse personalmente, hablaba conmigo por medio de su Palabra y me preparaba, me habló acerca del final del valle de sombra de muerte, Salmo 23:4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Y también me dio certeza del final Isa 3:10Decid al justo que todo le irá bien: porque comerá de los frutos de sus manos. El último tramo de nuestro valle se prolongo por casi seis meses, y finalmente Roberto fue liberado a la preciosa presencia del Señor y yo comencé a caminar en liberación, así mismo como mi Dios me había preparado. Si bien las tristezas ahora eran de otro calibre, por la pérdida de Roberto, mi alma caminaba de liberación en liberación.
Una de las evidencias de mi liberación espiritual comenzó a ser mi vida de oración. Oraba en certeza de que lo que pedía era la voluntad de Dios, y me era concedido. Los milagros comenzaron a sucederse con tal magnitud y frecuencia que me sentí compelida a escribir un diario de modo que no olvidara ninguno de sus beneficios. La paz resultante de este inquebrantable estado de victoria, había operado una transformación interior que era desconocida para mí. Lo había leído en la Biblia a cerca de otras personas, había leído libros de testimonios, pero hasta este punto en mi vida habían sido solo historias de otras personas. Ahora era mi historia. Aun sigue siendo mi historia

2 comentarios:

  1. Tía.. que hermoso lo de la oración... que fácil nos olvidamos de lo que significa orar.. Dios insiste en que lo hagamos sin cesar pero no por la cantidad de tiempo q oremos sino por la intensidad y realidad con que lo hacemos..
    Te quiero muchooo y me gusta mucho lo que compartís.. Cuando pueda leeré los otros
    Un abrazo muy grande.. seguí siendo debil para que El siga siendo TAN fuerte
    Paz
    Ani

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  2. Gracias por el comentario. Este el propósito de esta página, motivar a las hermanas a volver como dice la Biblia a las sendas antiguas, y ver que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob es tambien nuestro Dios.

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